Fanjul Serafín
Autor/a de Al-Andalus contra España
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La historiografía, como todo, va por modas y en las últimas décadas unos vehementes pregoneros han hecho propaganda del pasado árabe de la península ibérica. Comprensible, pero no justificable, como reacción al nacionalcatolicismo y a la esencia de la raza de los lustros anteriores. Con prolijidad erudita el autor espiga en los textos para señalar la escasa influencia hispanomusulmana en el territorio controlado por la monarquía hispánica, valga España,a partir del siglo XVI. Abarca la cocina, la vestimenta, los usos religiosos, el lenguaje, las tradiciones, los ritos y fiestas populares para constatar la reducción paulatina diacrónicamente de las reminiscencias hispanomusulmanas. Todo lo demás, lo de los pregoneros, es mixtificación, mito o suposiciones populares.
Con estos buenos mimbres no necesitaría más para argumentar su tesis, más filológica que historiográfica. Sin embargo, se ceba de manera desmesurada en la crítica a Américo Castro y a Antonio Gala en un alarde exacerbado de incomprensión:
Parece que Fanjul olvida que “El manuscrito carmesí” es una novela. Si se quiere histórica, pero el autor de éste tipo de novelas, como obra de ficción, no está obligado a la exactitud histórica. En no pocos casos basta con crear un ambiente que resulte verosímil para sus lectores, mayoritariamente ignorantes del momento histórico tratado. Y si no, ¿en que lugar quedaría Walter Scott?, forjador de la novela histórica moderna pese a su falta de rigor. Gala es poeta hasta en prosa y no para mientes en fabular maneras y sentimientos, expresiones e ideas seguramente muy alejados de la realidad del reino nazarí. Pero ya se sabe “se non è vero, è ben trovato”. La inquina de Serafín Fanjul huelga.
Respecto a Américo Castro la postura del autor es, si cabe, más grave. Reconoce el saber del filólogo e historiador pero, quizá por eso, le acusa de manipulador de datos, de ocultador de otros y de pergeñador de teorías que avalen sus ideas preconcebidas. En cambio soslaya la gran valentía de Castro, pese a lo exagerado de sus afirmaciones, al formular esa España-crisol en un momento social y políticamente difícil.
También abunda en alusiones de ignorancia a Juan Goytisolo cuando éste algo debía de saber de los magrebíes puesto que vivía en Marruecos buena parte del año; se manejaba en árabe, algo que le cuestiona el erudito filólogo y sus esfuerzos de comprensión de la cultura arabo-musulmana son encomiables.
A destacar las distinciones que hace Fanjul entre andalusí versus andaluz y lo español, mejor hispanoromano-godo, versus andalusíes durante la Edad Media. Un libro controvertido, bien construido, mejor argumentado y muy sólido en cuanto a sus valoraciones históricas.… (més)